Me levante un día con un reflejo pendiente, con una belleza olvidada,
llevaba en mí una rosa sin aroma y una piel sin caricia, mostraba una elegancia
en mi sencillez y una cordura en mi locura.
Me levante una mañana en la que me gustaría parar el tiempo,
agarrar la sutileza de lo mediocre y hacerla mil pedazos, lo ruin de lo
superfluo y separarlo de mi alma hasta recobrar la libertad que engorra mis
alas. Escuche el paso de la lejanía en mi regazo, murmure al silencio cuanto hacía
falta una sonrisa franca en este mundo.
Jamás pensé que una semilla germinara en una tierra tan agrietada,
que los llantos cesaran a la valentía de una tenacidad extraordinaria, encontré
en mi camino valientes anónimos, héroes sin capa, amor de ida y vuelta, humildad
hecha grandeza…emprendí una rabia precipitada en el albor de mis resquemor,
queda mucho por hacer en un mundo con tantas sombras que rellenar de luz,
tantas ilusiones por albergar en sueños despiertos, el amor no es una utopía y
el miedo no es una realidad.
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