jueves, 23 de abril de 2015

El navegante anónimo


Me levante un día con un reflejo pendiente, con una belleza olvidada, llevaba en mí una rosa sin aroma y una piel sin caricia, mostraba una elegancia en mi sencillez y una cordura en mi locura.  

Me levante una mañana en la que me gustaría parar el tiempo, agarrar la sutileza de lo mediocre y hacerla mil pedazos, lo ruin de lo superfluo y separarlo de mi alma hasta recobrar la libertad que engorra mis alas. Escuche el paso de la lejanía en mi regazo, murmure al silencio cuanto hacía falta una sonrisa franca en este mundo.

Jamás pensé que una semilla germinara en una tierra tan agrietada, que los llantos cesaran a la valentía de una tenacidad extraordinaria, encontré en mi camino valientes anónimos, héroes sin capa, amor de ida y vuelta, humildad hecha grandeza…emprendí una rabia precipitada en el albor de mis resquemor, queda mucho por hacer en un mundo con tantas sombras que rellenar de luz, tantas ilusiones por albergar en sueños despiertos, el amor no es una utopía y el miedo no es una realidad.

Navegare por ese rio de luz que emprende unos sueños realistas, que emerge en la orilla de las recompensas de los valientes, donde las críticas y negatividad no flota y se sumerge en la apetencia de los perdedores, recobre en este grato viaje el aroma de mi alma, el silencio de mi ternura y la caricia de mi sonrisa, mi sencillez luce en una elegancia tranquila y acogedora, soy el navegante de mi corazón y albergo en el la libertad y paz que buscaba.