Decido como son las alforjas de mi destino, como son los garabatos de mis
indecisiones y cual será mi mirada en la lejanía, quise entornar mi parpadeo en
la esbelta lucidez de un bello recuerdo, pero olvide los detalles que me
acontecieron y que la forma de mi corazón
ya no era la misma que en antaño.
Agazape mis ganas en la tristeza de una noche bohemia, en
las sonrisas derrotadas y en un castigo demoledor para mis viejos huesos, incline
mi mirada ante el cielo que me cobijaba y supe disipar una estrella que marcaba
otro paso en la inmensidad, una que siempre estuvo ahí en la invisibilidad de
mi despiste, la sonrisa afloro con fuerza entre los escombros de la miseria que
me abrazaba con descaro, y, la mirada avivo cien antorchas de ilusión en mis
entrañas.
Una estrella llamada deseo abría puertas en mi corazón, atenuaba
brisas de temeridad y encendía la noche
en la belleza de un estado eterno y embriagador, ilusionaba mi alma abrigando a
mi ser, donde antes tiritaba ahora me expando en bellos colores de sintonía,
una que daba la energía y claridad necesaria para comprender que no puedo decidir nada ,que mis
indecisiones son parte de mi camino de aprendizaje ,que debo fijarme en la
mirada del aquí y ahora, el ayer ya caduco, en la frescura del instante es
donde nace el auténtico deseo de un bravo corazón ,la coraza de un gran
guerrero queda atrás en antiguo camino el cual no quiero ya conocer su nombre,
no hay más luchas ,no hay más penares, ya solo sigo a esa estrella que perfuma
mi destino.
Orlandito
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